República Federal de Alemania – Austria 1982, el partido de la vergüenza

Estamos en un momento en el que el fútbol internacional está de radiante actualidad debido a la Eurocopa y hoy he decidido hablaros de este tipo de fútbol y para ello no hay que irse muy lejos, ni en el tiempo ni en cuanto a distancia se refiere. Nos vamos a ir a la España del Mundial y El Molinón, donde se jugó una fase de aquel Campeonato del Mundo del Naranjito que muchos recordamos y un partido que dejó huella.

Se gestaba el partido de la vergüenza

En aquel año mundialístico, la República Federal de Alemania y Austria, estaban incluidas en el grupo 2 de la primera fase. Acompañaban a estas selecciones las de Argelia y Chile. La selección africana dio la sorpresa en El Molinón, cuando ganaron a los alemanes por 2 a 1. Austria ganó a Chile en el antiguo Carlos Tartiere por 1 a 0.

La segunda jornada se saldó con derrota de los chilenos ante Alemania por 4 a 1 y Austria ganó a los argelinos por 0 a 2. De esta forma, y teniendo en cuenta que de aquella eran dos puntos por victoria, Austria encabezó el grupo con 4 puntos, Alemania y Argelia con 2 y Chile con 0.

Los norteafricanos se deshicieron de chile en el tercer partido por 3 a 2 y al día siguiente, el 25 de junio jugarían Alemania y Austria. En caso de la victoria de los austriacos, pasaban ellos y Argelia. En caso de victoria de los alemanes por dos o más goles de diferencia, pasaban los teutones y los africanos, pero solo si Alemania ganaba por un gol de diferencia, los dos europeos pasarían de ronda.

25 de junio de 1982, el día decisivo

Todo comenzó como cualquier otro encuentro de fútbol. Un partido muy disputado que estaba dominado por los alemanes, que eran quienes tenían más necesidad. En el minuto 10, el jugador alemán Horst Hrubesch marcó el 1 a 0, lo que clasificaría a ambos para la siguiente ronda.

Contra todo pronóstico, no hubo más disputas entre ambas escuadras, más bien parecía un rondo entre ellos. Pases horizontales, diálogos entre jugadores de ambas selecciones, jugadas deslabazadas sin peligro… todo un desastre. El público de El Molinón, que sabe de fútbol y exige, no tardó en darse cuenta y comenzaron a protestar.

El templo gijonés era un clamor con gritos como “¡que se besen, que se besen!” o “¡Fuera, fuera!”. Incluso según cuentan los periódicos de la época, hubo aficionados argelinos que lanzaron billetes al campo y un comentarista alemán, avergonzado, se negó a retransmitir el encuentro a su propia cadena debido al bochornoso espectáculo.

Nadie se dio por aludido y el encuentro finalizó 1 a 0, llevando a los europeos a la siguiente ronda. Los autobuses de los jugadores fueron perseguidos hasta sus hoteles y los jugadores increpados por el público, quienes no dudaron en lanzarles huevos y todo lo que tuvieran a mano.

Una crónica deportiva en la sección de sucesos

Tirando de hemeroteca, en el periódico gijonés El Comercio, se publicó la crónica del partido en la sección de sucesos. El titular fue “Cerca de cuarenta mil personas, presuntamente estafadas en El Molinón por veintiséis súbditos alemanes y austriacos”.

El descontento era generalizado e incluso hubo protestas por parte de las selecciones afectadas, aunque la FIFA hizo caso omiso. Lo que sí sucedió es que establecieron algo que sigue muy vigente en nuestros días. La última jornada de un grupo o liga, debe hacerse a la misma hora, con lo que se evitan amaños y suspicacias.

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