Aunque hoy en día se juega con balones dotados de la última tecnología, el mundo del fútbol ha visto como el balón ha ido evolucionando desde sus principios. Si nos remontamos a los orígenes de este deporte, antes del caucho, el balón estaba fabricado con vejigas de animales que eran hinchadas en una envoltura de cuero y éste era cosido por un profesional llamado talabartero.
Al principio, los balones no eran del todo redondos
Esto hacía que no fuesen balones redondos, lo que hacía más complicado su control en el terreno de juego y también eran muy pesados cuando se mojaban, dificultando más aún el juego. Esto fue así hasta el descubrimiento del caucho, donde en la década de 1860 se consiguió dar al balón una mayor esfericidad.
Aunque parezca lo contrario, algunos de los balones de aquella época llegaron a pesar menos que los de hoy en día. Si echamos un vistazo a la hemeroteca deportiva, en el año 1889, el peso del balón era de entre 350 y 425 gramos, llegando a pesar entre 400 y 450 gramos en el año 1937.
Desde hace más de un siglo, la fabricación del balón de fútbol no ha hecho más que mejorar y evolucionar en todos los aspectos, aunque el hándicap en sus inicios fue el de la forma, que nunca era esférica sino irregular. Poco a poco comenzaron a incluirse válvulas inflables para conseguir mantener la forma del balón durante más tiempo. A pesar de ello, después de un partido en el que se hubieran dado muchas patadas al balón, éste acababa deformándose ligeramente.
La estandarización de las medidas del balón
En el año 1872 se da un paso de gran importancia al establecerse las primeras dimensiones estándar para todos los balones de fútbol. Entre 68,5 y 71 cm de circunferencia y un peso que oscilaba entre 368 y 396 gramos.
Aquella decisión sentó las bases para la fabricación de los nuevos balones, siempre con el objetivo de eliminar las imperfecciones. Una de ellas eran las costuras, que cuando se mojaban se volvían muy duras y el juego aéreo con la cabeza era un peligro para la integridad física de los jugadores. De hecho, había algunos que jugaban con una especie de boina para evitar cortes en el cuero cabelludo.
La revolución de los balones
Con el paso del tiempo, la evolución de los balones de fútbol se fue haciendo cada vez más común y todo cambió con la llegada del año 1970, cuando apareció el que está considerado como primero formado por pentágonos, exactamente 32. Su denominación fue “Telstar” y fue el balón oficial del Mundial de México de 1970.
Este balón estaba cosido a mano sobre cuero y contaba con dos colores, blanco y negro, características que permitían que la esfera fuese la más perfecta hasta el momento. Asimismo, se siguió apostando por la estandarización de medidas. Las propuestas de las principales marcas deportivas no se hicieron de rogar y cada Mundial de Fútbol se ofrecían balones cada vez más modernos y tecnológicos.

En España también tuvimos la oportunidad de vivir un mundial con un nuevo balón. Atrás quedaba ya el mítico “Telstar” y para el Mundial de España de 1982 aparecería de nuevo el modelo “Tango”. Digo aparecería, porque su nacimiento coincidió con el Mundial de Argentina de 1978, aunque en esta ocasión llegó con diferentes novedades. Con este balón, se redujeron al mínimo los niveles de absorción de agua, dado que contaba con costuras completamente impermeables, marcando un antes y un después en la fabricación de balones.

El Mundial de España 82 fue el último en el que se utilizaría el cuero (y poliuretano) dado que ya en México 86 aparecería el primer balón sintético 100%, conocido como “Azteca”. En años posteriores, se fabricarían balones con espuma de poliuretano, haciendo que fuesen balones más duraderos, respondiesen mejor y tuviesen una máxima recuperación energética.

En el Mundial de Alemania de 2006 se volvió a retomar el aspecto de la superficie formada por pentágonos con el balón “Teamgeist”. Diferentes estudios demostraron que los jugadores contaban con un mayor control con este tipo de balones. Fue muy parecido al balón con el que se jugó el Mundial de Sudáfrica de 2010, el “Jabulani”.

A pesar de su imponente estética, fueron muchos los jugadores, porteros sobre todo, quienes se quejaron de este balón, afirmando que el efecto que le daban los jugadores no era el que se esperaba si se compara con balones de otros tiempos, además, las quejas se centraban en que era muy fácil que el balón cambiase de dirección.

El balón utilizado en el Mundial de Rusia de 2018 fue el “Krasava” (también conocido como Telstar 18), el cual podemos decir que estaba diseñado siguiendo las últimas tendencias y avances tecnológicos. A la hora de diseñarlo, se pensó en todo, consiguiendo finalmente un balón que ofrecía un excelente agarre, una cubierta de primera calidad así como una gran visibilidad.
Para finalizar, no podemos olvidarnos del balón que se utilizará en el Mundial de Qatar 2022, del cual se sabe, al menos de momento, que tendrá bajo la cubierta diferentes chips que permitirán una mejor lectura de los partidos